Ops! Queremos nossas histórias circulando por aí, mas não queremos o Facebook rastreando todos os movimentos do site. Para compartilhar, copie e cole esse link:
https://chupadados.codingrights.org/?p=2755
Ops! Queremos nossas histórias circulando por aí, mas não queremos o Twitter rastreando todos os movimentos do site. Para compartilhar, copie e cole esse link:
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Por Natasha Felizi e Joana Varon
Estamos en una relación abusiva con nuestros dispositivos tecnológicos favoritos y sospechamos que pueden estar poseídos por el Chupadatos.
Estos dispositivos son bonitos, gentiles, nos hacen compañía y nos hacen sentir atractivos y amparados. Nos apasionamos por ellos y depositamos en ellos toda nuestra confianza, desde los gestos más cotidianos hasta los secretos más íntimos. Ellos son nuestros objetos de deseo y sueños de consumo. Hasta el día en que nos damos cuenta de que controlan lo que hacemos, monitorean con quiénes nos encontramos y comparten nuestra intimidad con gente que no tiene nada que ver con eso.
A partir de conceptos como "Big Data", "Smart Cities" e "Internet de las Cosas", creemos que la abundancia de datos, sumada a la alta capacidad de procesamiento de las computadoras con algoritmos inteligentes, facilitan y proporcionan más eficiencia a las ventas, la economía, el combate al crimen, la movilidad, la protección del medio ambiente, la garantía de la seguridad, de la salud y muchos de los problemas que enfrentamos globalmente. Pero ¿cómo funcionan estas tecnologías y al servicio de qué intereses trabajan?
Sensores cada vez más avanzados permiten la digitalización masiva de los ambientes en los que vivimos, de nuestros cuerpos y nuestros hábitos. Ese proceso hace que nuestros movimientos, gustos de consumo, pensamientos íntimos, sentimientos y relaciones se registren y transformen en datos, en información de valor que se explota económicamente.
La inteligencia del Chupadatos fue descubrir que cada búsqueda, cada clic, cada me gusta y compartir que damos, o incluso información de cuánto tiempo el cursor del mouse pasa sobre alguna imagen, podría ser monetizada. El éxito de ese modelo depende de que creamos que la información de la cual se alimenta el Chupadatos es irrelevante y que nadie debería tener nada que esconder. Apoyándose en esa ideología se crearon los más diversos tipos de servicios y plataformas.
Hoy, el número de tecnologías dominadas por el Chupadatos es significativo. En promedio, cada una de las más de mil millones de personas que están en Facebook, por ejemplo, pasan 20 minutos o más por día dando me gusta, comentando y visualizando contenido. Eso da un total de más de 300.000.000 horas por día de un trabajo que es vital para la existencia del Chupadatos y por el cual las empresas no necesitan pagar. Nuestros dispositivos fueron poseídos con la historia de que producimos los datos a cambio de poder usar sus servicios de manera gratuita. La expansión de la presencia del Chupadatos permitió que ese modelo fuera adoptado no solo por empresas de tecnología de la información, sino también, y cada vez más, por aseguradoras, inmobiliarias, bancos, gestores públicos y policías.
La especificidad de ese sistema es que nosotros y nuestras tecnologías favoritas estamos constantemente trabajando gratis para construir perfiles cada vez más detallados. Esos perfiles se explotan para diversos fines, que van desde marketing a análisis científicos, previsión de crímenes e identificación de comportamiento sospechoso. Decisiones tomadas a partir de perfiles generados por datos ya empezaron a determinar, de manera simplista y dudosa, quiénes somos, qué contenidos veremos o dejaremos de ver, qué tipo de productos se nos ofrecerán; a qué información política debemos o no tener acceso; qué podemos o no podemos decir, mostrar o ver; qué fronteras podemos cruzar. Más que eso, pueden determinar quiénes son las personas más propensas a cometer crímenes, a cometer violaciones de contratos de alquiler, a contraer deudas o a tener ciertos tipos de enfermedades o comportamientos contra algún tipo de orden establecido.
A pesar de que son muy detallados, esos perfiles creados por datos son susceptibles a errores de cálculo o a interpretaciones tendenciosas. Las tecnologías buscan resolver problemas, pero la formulación del problema y de las soluciones depende de quien las desarrolla. Ellas pueden reproducir las visiones políticas y sociales de sus creadores y colaborar para acentuar las mismas injusticias que ya conocíamos antes, como discriminación racial, de clase y de género. Bajo el dominio del Chupadatos, las desigualdades tienden a ser cada vez más legitimadas, ya que promueve la creencia engañosa de que los datos y los algoritmos producen análisis objetivos, neutros y verdaderos.
Para enfrentar la cara oculta de nuestras tecnologías favoritas, reunimos aquí historias sobre cómo los mecanismos de vigilancia están al servicio de los Chupadatos y han sido utilizados por nosotros mismos, por gobiernos y por empresas para monitorear personas en el ámbito de las ciudades, las casas, los bolsillos y los cuerpos. .
En los últimos años hablamos sin parar de “ciudades inteligentes”, como si fuera un progreso positivo e incuestionable. Sin embargo, la amplia variedad de aplicaciones y dispositivos conectados que utilizamos, los chips en tarjetas de crédito, transporte y otros sistemas de vigilancia implementados por empresas y gobiernos han transformado nuestras ciudades en un gran banquete para el Chupadatos. Tenemos que estar atentos a las falsas impresiones, como el discurso que apunta que más cámaras traerán más seguridad a las ciudades, y cuestionar a quién estamos informando por dónde andamos, cómo y con quién.
En Ciudad:
El uso de tecnologías digitales no solo modificó la manera como organizamos nuestro espacio interior y nuestra vida afectiva, sino que también posibilitó que nuestros objetos conectados puedan codificar nuestros hábitos domésticos y patrones de comportamiento. Ahora que trajimos el Chupadatos a nuestra casa, tenemos que entender qué está haciendo esa entidad poco confiable con esa información.
En Casa:
Estamos seguros de que el Chupadatos habita en los bolsillos de buena parte de la población. Pero lo que pocos saben es que esta entidad extrae información del celular en el bolsillo izquierdo para tratar de alcanzar la billetera en el bolsillo derecho. El Chupadatos determina tu perfil de consumidor, estima tu poder adquisitivo y puede tanto llenarte de propaganda como influir en los precios de lo que se te ofrece.
En Bolsillo:
Aplicaciones para control menstrual, aplicaciones deportivas, aplicaciones de salud, dildos, termómetros y colectores menstruales conectados a internet. Gracias a esos dispositivos hoy podemos convertir enfermedades, sexualidades, calorías y sangre menstrual en información, números y valor.
El Chupadatos interpreta esas informaciones como mejor le parece. Con su mente oscura, te impone patrones normativos sobre tu peso, tu salud y tu vida sexual, e incluso comparte tu información íntima por ahí. Molesto, ¿no?
En Cuerpo: