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Orgía de datos: el intercambio de datos sin consentimiento de las apps de citas

 

Por Tatiana Dias y Joana Varon
Colaboración Yasodara Córdova, Raquel Rennó y Camila Agustini

Al utilizar aplicaciones de citas, proporcionas (sin saberlo) mucho más que solo tu cuerpo y tu corazón

 

"Vi tu perfil en la aplicación Happn", escribió él. "Me interesó y vine aquí a buscarte. El mensaje, nunca respondido, lo envió un desconocido en el chat de Facebook. “No busco aventuras. Soy un hombre sensato y educado". Él nunca había recibido un like ni tampoco una señal de que era correspondido.

No fue la primera vez que Fernanda recibió mensajes no solicitados de personas que dijeron haberse cruzado con su perfil en Tinder y Happn. Las apps de citas, ya sabes, se basan en la reciprocidad, es decir, solo liberan el contacto directo entre los que se gustaron mutuamente. En teoría. No es nada inusual que una persona del Tinder aparezca “misteriosamente” entre las sugerencias de amigos en Facebook.

"Ya hubo tipos que me mandaron superlike/charm y los ignoré porque no me interesaban nada. El tipo me stalkeó en Instagram, me dio like y comentó varias fotos, trató de hablar conmigo en el chat... ¿Eso me parece siniestro solamente a mí?", escribió Flor de Lis, en un post en el que contó lo que le pasó.

No. A mucha gente eso le parece siniestro. El consentimiento es un principio fundamental en cualquier relación afectiva o sexual, pero el patriarcado suele disminuir su valor, minimizándolo a tan solo una ausencia de resistencia. Ese pensamiento trata de legitimar mucha violencia contra nuestra integridad física y psíquica.

En el ambiente digital, empresas desarrolladoras de aplicaciones utilizan la misma lógica: usan argumentos rasos para obtener consentimiento desinformado para el uso de datos de los consumidores de sus servicios, lo que da margen a una serie de abusos. Las apps de citas son sensacionales, pero recogen mucha más información de la que deberían, proporcionan datos íntimos a empresas asociadas, capitalizan esa información y tienen fallas que ponen en riesgo la privacidad y la seguridad de las personas. Y todo eso sin que lo sepamos.

 

Sangre latina


A principios de los años 2000, quien usaba una página de citas para conseguir pareja o sexo casual era visto comúnmente como alguien "desesperado". Hoy es distinto: El 59% de las personas piensan que las aplicaciones son una buena manera de conocer gente nueva, de acuerdo con una encuesta realizada en 2015 por el instituto de investigaciones Pew.

Los latinoamericanos tienden a adoptar nuevas tecnologías de buen grado, pero en el caso de las apps de citas la recepción parece haber sido aún más positiva. Brasil es el tercer país en el ranking mundial de número de usuarios de Tinder (solo estamos atrás de los EE. UU. y el Reino Unido). Poco después vienen México y Argentina. Buenos Aires es la tercera ciudad con más usuarios de Happn.

No es casual que los países latinoamericanos fueran elegidos como un laboratorio para la implementación de algunas novedades de las apps, como el Tinder Plus (probado en Brasil, EE. UU. y Alemania) y el Tinder Online, versión web de la plataforma (de los ocho países donde se probó, la mitad son latinoamericanos: Argentina, Brasil, Colombia y México).

El 23% de los estadounidenses entre 18 y 24 usan el Tinder. Hay 26 millones de matches todos los días, siete millones de los cuales se concentran en Brasil.

“La mayoría absoluta de las personas con las que conversé considera más fácil iniciar una conversación en las apps que en la vida real”, dice Camila Agustini, guionista que condujo una investigación sobre ese tipo de aplicaciones en 2014. Tratando de entender los motivos que llevaban a alguien a buscar una cita por medio de las apps, Camila entrevistó a más de 50 usuarios. Ella observó que la mayoría de las personas se sienten más libres para hablar de sexo y fetiches que generalmente son tabú en las aplicaciones. “Es más barato y práctico que cualquier salida nocturna”, dice.

Muchas de las apps de citas rompen estereotipos y estándares de género, normalizando y facilitando, por supuesto el sexo con cualquier persona. A pesar de que ya se registraron casos de perfiles de personas trans bloqueadas, al asociarlas a la prostitución simplemente por causa del género declarado, el ambiente de las aplicaciones de citas suele ser más permisivo que el de otras redes online. Mientras las redes sociales normalmente clasifican a las personas en hombres, mujeres, casados/as y solteros/as, las apps de citas permiten una infinidad de géneros, sexualidades, gustos y tipos de relaciones: todo es posible con un simple clic.

Formulario de registro del Feeld. Si no entendiste nada, una búsqueda puede ampliar tus horizontes.

Registro de OkCupid que también permite la opción de no ver y no ser visto por personas hetero.

 

Uno por amor, dos por dinero


La búsqueda de amor y sexo hace proliferar a las apps, con alternativas para todos los matices sexuales que puedas imaginar. Hay aplicaciones dirigidas al público gay, como el Grindr o lésbico, como el Her o el Wapa. Para quien busca explícitamente solo sexo casual, está el Casualx; para quien cree que dos es poco o quiere tener una puerta más abierta para realizar fantasías, está el Feeld. Para quien tiene un algún amigue en Facebook como blanco, existen apps como Poppin para provocar matches entre quienes van o tienen interés en los mismos eventos. Para quienes no les gusta lo totalmente desconocido, varias apps han apostado a nuestras redes como referencias, permitiendo chats solo entre amigues de amigues, como el Flert o el Hinge. Para quienes se sienten incómodos con el estilo vidriera de cuerpos hay incluso una aplicación que solo libera la foto después de haber chateado, como el Appetence.

Y el escenario también es fértil porque la industria de citas online mueve mucho dinero: se estima que solo en los EE. UU., los lucros del Match Group, responsable del Tinder, OkCupid y Match.com, alcanzan los USD 2.000 millones al año.

Lo que alimenta esa industria son nuestros datos: diferentes criterios, como los gustos y las afinidades, la distancia y los amigos en común, alimentan los algoritmos que tratan de mostrar u ocultar a alguien que potencialmente sería interesante o no. Uno de los modelos de negocio de las empresas es hacer que paguemos para tener más posibilidades de encuentros (matches). Los usuarios de apps de citas son más propensos a pagar por el uso que los usuarios de redes sociales dirigidas a otros fines, como Facebook y LinkedIn. En este caso, el dinero aumenta literalmente las posibilidades amorosas de las personas.

Tinder, OkCupid y Grindr, que están entre las apps más usadas, ofrecen la opción de pagar para aumentar el poder de conquista. Además de eliminar los anuncios, los planes premium popularizan tu perfil artificialmente, aumentando el número de perfiles mostrados o el límite de “likes” y te ofrecen la posibilidad de volver a ver un perfil que te interesó, pero que tus dedos ansiosos en la búsqueda dejaron pasar. Las reglas que dictan quién se le aparece a quién, sin embargo, no son del todo claras. ¿Quién define tus potenciales crushs?

Pedro, de 31 años, decidió probar el servicio pago de Tinder que destaca el perfil y permite un número ilimitado de likes. Él, que tenía uno o dos matches a la semana, fue sorprendido con 40 en ocho horas. Después del impulso pago, sin embargo, los matches siguieron ocurriendo con mayor frecuencia. "O yo no le aparecía a nadie o simplemente la app suprime a los que no pagan", dice, cuestionando la forma como se distribuye a las personas.

Los negocios no viven solamente de cuentas pagas, claro. Mucha gente prefiere usar la versión gratis de las apps y, en ese caso, están sujetas a ver anuncios. Y cuando el producto se ofrece gratuitamente, el usuario se convierte en el producto. Los datos valiosos sobre el comportamiento de las personas mientras están flirteando son proporcionados a anunciantes, empresas de marketing, investigación de mercado y socios comerciales.

 

Swing sin reglas


Las cuatro apps que analizamos Tinder, Happn, OkCupid i Grindr ceden información sobre sus usuarios a socios comerciales. Eso significa, por ejemplo, que tus gustos, patrones de comportamiento, horarios de conexión y otra información pueden ser analizados y utilizados por otras empresas para diversos fines. Estos van desde mostrar propagandas diferenciadas hasta la venta de un paquete de información a un data broker, empresa dedicada a comercializar y analizar grandes volúmenes de datos.

Toda esa información recogida puede continuar disponible incluso si sales de la aplicación y cancelas tu cuenta. Eso ocurre porque, al guardar nuestros datos, fotos e historiales de conversaciones, las empresas pueden seguir ganando con los perfiles que trazan a partir de nuestros datos, incluso cuando ya dejamos de usar sus servicios.

Créditos de la infografia: Daniel Roda, Joana Varon y Tatiana Dias
 

Un estudio realizado por Privacidade Brasil publicado este lunes (12) analizó políticas de privacidad de 14 redes de citas y realizó un ranking considerando varios criterios sobre transparencia y claridad. La única red que salió bien parada fue el sitio web Coroa Metade. Todas las apps tuvieron puntuación negativa con respecto al consentimiento, la claridad de los riesgos o prácticas de cómo se comparten los datos y la exigencia de login a través de Facebook y el uso de la imagen en el perfil.

El problema no es nuevo. En octubre de 2011, el investigador Jonathan Mayer descubrió que OkCupid vendía información de sus usuarios a empresas como Lotame. Y son datos que a la gente probablemente no le gustaría que se hicieran públicos, como ingresos, situación amorosa, religión y consumo de drogas. Hasta 2010, OkCupid, que se vende con el slogan “sustancia, no solo selfies”, proporcionaba a sus socios comerciales incluso respuestas de los usuarios a preguntas particulares como “¿alguna vez te hiciste un aborto?”.

OkCupid guarda y puede ceder tu información íntima y tus preferencias personales respondidas en un cuestionario.

 

En 2016, la app Happn también fue acusada de filtrar información de los usuarios. Un estudio realizado por la organización Sintef, a pedido del Consejo de Consumidores de Noruega, mostró que la aplicación francesa suministraba datos de sus usuarios a la empresa de marketing UpSight. La práctica viola los propios términos de uso de la app, que prometen no ceder datos de las personas a otras empresas. Happn afirmó que solo usa la herramienta analítica de Upsight para entender cómo se usa la app y que los datos son "completamente anonimizados al procesarlos."

Tinder accede y puede utilizar hasta fotos e información personal que estén en tu perfil en Facebook, y también en el de tus amigos.

 

Otro estudio realizado por la revista Wired, mostró que las aplicaciones como Tinder, Happn, Match.com, Bumble y otras dejan filtrar información, como identidades de Facebook, imágenes y datos de localización. El análisis se basó en las informaciones transmitidas desde los servidores de las aplicaciones a los celulares de los usuarios. Happn, por ejemplo, solo muestra el primer nombre de los usuarios, pero en los paquetes de información que transitan entre sus servidores y los celulares se filtran las identidades de los usuarios en Facebook.

Para tener una idea del tamaño del problema en caso de que esa información caiga en malas manos, o peor aún, se vuelva pública, solo hay que recordar lo que ocurrió con la filtración del sitio de citas Ashley Madison. La plataforma se creó para viabilizar casos extraconyugales y la filtración de su base de datos expuso a 33 millones de usuarios. Las consecuencias de las falta de cuidado con los datos de sus usuarios fueron persecuciones, acoso e incluso muertes.

Happn tiene una política un poco más restringida, pero almacena datos de geolocalización bastante precisos y guarda la información durante un año.

 

Es nuestro derecho saber qué datos sobre nosotros se mantienen, solicitar una corrección o, en ciertos casos, excluirlos. Ese derecho está previsto en las leyes de protección de datos de varios países latinoamericanos, como México, Argentina y Chile.

Grindr y Tinder piden acceso a las fotos que están guardadas en tu celular



En Brasil, aunque no tengamos una ley específica de protección de los datos, el Marco Civil de Internet aborda ese caso directamente al garantizar, en el artículo 7 inciso X, el derecho de pedir la exclusión definitiva de datos personales que hayamos proporcionado a cualquier aplicación. La misma ley estipula que si los datos son recogidos en el territorio nacional se aplica la legislación brasileña, aunque la app sea de una empresa extranjera.

De cualquier manera, en la región falta el uso del litigio estratégico, o sea, la utilización de procesos con base en el interés colectivo para comprobar a jurisprudencia y averiguar cómo y cuándo pueden borrarse nuestros datos de perfil y obligar a que esas plataformas tomen medidas más transparentes y seguras al usar nuestros datos. Pero mientras eso no llega, podemos tomar algunas precauciones cuando entramos a buscar matches.

 

Encuentros y desencuentros


Algunos usuarios también usan nuestros datos sin considerar nuestro consentimiento, yendo mucho más allá del juego de la seducción. No es raro ver prints con perfiles de usuarios publicados en foros y páginas para evaluación o apreciación ajena. También hay varias páginas dedicadas a hacer bromas sobre usuarios, exponiendo fotos y conversaciones particulares sin ocultar la identidad de las personas.

Un rápido vistazo en el perfil de Instagram Tinder Nightmares ("Pesadillas de Tinder") nos recuerda que la app de citas puede tener mucha gente agradable, pero también muchas excentricidades. Este perfil divulga prints, ocultando la identidad, con abordajes dudosos, muchas veces agresivos, comentarios prejuiciosos e incluso amenazas. En uno de los prints, por ejemplo, el tipo pregunta: "¿En qué se parecen una personalidad y un orgasmo?". Ella contesta: “No sé”. Y él: "No me importa en absoluto si tienes alguno de los dos."

Lo peor es que este tipo de abordaje desestimulante, como mínimo, va más allá de los límites de las apps y llega a otras redes sociales. Algunas apps de citas exigen login a través de Facebook o permiten la conexión con el Instagram y el Spotify, por ejemplo. Cuando esto sucede, obviamente, es mucho más fácil que alguien que se cruzó con un perfil en la plataforma encuentre a la persona en otras redes, como les pasó a Flor y Fernanda. Pero eso también ocurre cuando las cuentas no están conectadas: como WhatsApp pertenece a Facebook y las redes intercambian información entre sí, basta con que la conversación pase al WhatsApp para que probablemente te aparezca la persona como sugerencia de amistad en la red social, aunque la cita sea un fiasco.

El propio modelo de negocios hace que las empresas no estén interesadas en restringir la circulación de esa información y de nuestros perfiles. Y una parte de los usuarios tampoco están interesados en respetar un concepto básico del funcionamiento de las apps: la reciprocidad.

Una publicitaria brasileña, por ejemplo, creó un perfil falso en Tinder después de haberse negado a salir con un fotógrafo que había conocido en Happn. Comenzaron un chat por la app, pero la charla no siguió adelante porque ella no tuvo interés. Insatisfecho, el fotógrafo creó un perfil de ella en Tinder, usando una foto real y presentándola como una prostituta. Ella solo lo descubrió cuando comenzó a recibir mensajes en WhatsApp de interesados ​​en hacer programas. El caso se registró con una denuncia en la Comisaría nº 1 de Defensa de la Mujer, en San Pablo.

Al forzar una conversación en otra red, sin respetar el “no” o el silencio de la otra parte, esos usuarios muestran que el consentimiento no les preocupa en lo absoluto. Y esa práctica tiene un nombre: stalking, o sea, persecución online de alguien de manera obsesiva y persistente.

Las apps tienen mecanismos para evitar abusos solo permitir encuentros cuando el interés es mutuo es el principal de ellos, pero en algunos casos la trampa también es tecnológica. Por ejemplo, los programadores crearon una herramienta que permite que cualquiera descubra quien está usando el Tinder y que sepa, incluso, cuál fue la última ubicación de la persona. Por USD 4,99, el Swipebuster muestra quién tiene perfil en la aplicación e incluso filtra los resultados por nombre, edad, género y ubicación. Los resultados aparecen con foto bajo la palabra "busted" (o "descubierto"). No hay que estar en Tinder para tener acceso a los resultados. Solo hay que pagar.

Sus creadores usaron la API del Tinder, que permite crear aplicaciones que se conectan con el software. La idea de Swipebuster también era la de llamar la atención sobre la falta de seguridad. "Hay muchos datos que las personas no tienen idea de que están disponibles", dijo el programador que creó la app a la revista Vanity Fair, época en que se anunció la herramienta. El Tinder dijo que no había falla de seguridad, las informaciones proporcionadas eran las que estaban públicas en los perfiles de los usuarios.

Puede ser bastante atemorizador tener tu nombre indexado para stalkers, con derecho a conocer tu ubicación, pero las cosas todavía pueden empeorar.

En Grindr, una app de citas con foco en el público gay masculino, cualquiera consigue la ubicación exacta de un perfil sin ni siquiera haber comenzado un flirteo. El investigador en seguridad Nguyen Hoang, de Kyoto, Japón, mostró que usando la trilateración, n método matemático para calcular la posición, se puede determinar dónde está el usuario. Solo tienes que ir a tres puntos distintos y calcular las distancias. El problema fue reconocido por Grindr, lo que hizo posible desactivar la visualización de la localización y convirtió a esta opción en estándar en países con un historial de violencia contra la población LGBT, como Rusia.

 

No tienes por qué abandonar el juego, pero ten cuidado


Para buscar tu crush de una forma más segura es importante entender cuáles son los participantes de la orgía de datos y cuáles son las reglas. A partir de eso, tú decides lo que quieres revelar sobre ti (y si realmente lo quieres). Como no es posible flirtear ocultando totalmente la identidad, la idea es buscar un equilibrio para mostrar quién eres, pero no todo sobre ti de una sola vez. Algunos consejos para considerar:

Al crear tu perfil en la app:
- Trata de proteger tu identidad. Tu nombre de usuario no precisa ser tu nombre completo. No digas dónde vives ni dónde trabajas, pero considera que si la app que elegiste se basa en localización, esa información es fácil de averiguar..

- No vincules cuentas personales. Si tu app favorita solo acepta login mediante Facebook o si vas a vincularla con otras cuentas (piensa bien para qué), como el Instagram, vale la pena dar una mirada a la información pública que tienes en esas aplicaciones, así como también a tus configuraciones de privacidad.

- Evita usar la misma foto que en otras redes sociales. Si preferiste no vincular cuentas de otras redes, recuerda también elegir, preferentemente, fotos específicas para la app. No uses las mismas imágenes que usas en fotos de perfil de otras redes sociales, por ejemplo. Hay gente que prefiere fotos más misteriosas, que pueden garantizarte cierto pseudoanonimato.

- No divulgues tu teléfono ni tu e-mail. Es más, si el login se realiza por e-mail, crea una cuenta de e-mail alternativa solo para eso.

En la búsqueda por tu crush:
- Pon una seña en tu celular. A final de cuentas, tú no quieres a otras personas stalkeando quiénes son tus crushes. Si puedes, cifra el teléfono para aumentar la seguridad.

- Nunca abras archivos adjuntos enviados por desconocidos que conociste en las plataformas. Pueden tener virus o malware que puede usarse para robar tus datos. Es más, ¡no hagas eso tampoco fuera de las plataformas de citas!

- Si hay química y la cosa se está poniendo más interesante, sal del chat de la app. Mientras las aplicaciones de mensajes evolucionaron bastante en términos de privacidad y seguridad, las apps de encuentros no tienen ni siquiera cifrado. Invita a los crushes a migrar la conversación a una herramienta donde por lo menos el chat y tus nudes puedan cifrarse y autodestruirse. Recomendamos apps como el Signal, el Wire o, por lo menos, el chat seguro del Telegram, con cronómetro de destrucción. Para saber más sobre nudes más seguros, échale un vistazo a nuestro zine Safer Nudes

- Atención al usar tu cuenta en redes de Wi-Fi públicas. Esas conexiones son fáciles de monitorear por parte de terceros (es el llamado sniff de tráfico). Si fuera inevitable, usa una VPN. Si quieres saber más sobre VPN y otras medidas de seguridad para tu teléfono, tenemos más consejos específicos en el Boletín Antivigilancia sobre celulares: .

Antes de un encuentro:
- ¿Qué tal una breve stalkeada? No hace falta ser muy obsesiva, pero los datos que están dispersos por ahí también pueden ayudarte a no entrar en una trampa peligrosa. Haz una investigación rápida de tu crush en tu navegador preferido y en las redes sociales.

- Avisa a un amigue. Avisa dónde vas y manda el enlace que encontraste en la breve stalkeada a alguien de confianza. Cuando puedas, avisa que parece estar todo bien. Si no tuviste tiempo, por lo menos deja siempre listo en tu celular una app como "Braços Dados". Desarrollado por nuestras aliadas de Gênero e Número, esta app permite que las usuarias envíen mensajes a una red de confianza en caso de que sientan que corren algún riesgo.

 

Documentos consultados

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