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Por Natasha Felizi y Joana Varon
Infografía Diana Moreno, Natasha Felizi y Joana Varon
"Como trabajadora precaria, es decir, freelance, tengo el sueño de que el dinero aparezca en mi cuenta con la misma regularidad que la menstruación –cada 28 días, o menos. Menstruar es una tarea de suma importancia para el mundo y, ahora que han descubierto cómo hacer dinero directamente con eso, sería muy bueno que llegara a los bolsillos de quienes realmente hacen el trabajo duro de ovular y sangrar. "
Monitorear los ciclos menstruales es algo que hacemos desde que el útero es útero, pero obtener ingresos del control de estos ciclos es un fenómeno un poco más reciente, que surge con la posibilidad de producir toallitas de plástico a escala industrial y sintetizar hormonas en laboratorio. Si antes estos productos eran los que prometían más emancipación y conveniencia, hoy también tenemos las aplicaciones menstruales. que prometen ayudar a predecir la próxima menstruación, las TPM, a planear y evitar el embarazo y a entender mejor la relación entre la piel, el pelo, el humor, el apetito y la disposición.
Las menstruapps se encuentran entre las aplicaciones de salud más populares en las app stores. La búsqueda de los términos "ciclo menstrual", "menstruación", "fertilidad" y "calendario menstrual" da nada menos que 1.116 resultados (225 si se eliminan las repeticiones) y, según investigadores de la salud de la Universidad de Columbia, este tipo de aplicación es el cuarto más popular en la categoría "aplicaciones de salud" entre los adultos y el segundo más popular entre las mujeres adolescentes.
Pero la proliferación de aplicaciones de este tipo señala que, más que un instrumento de autoconocimiento para quien menstrúa, el seguimiento de los ciclos menstruales puede también ser un negocio prometedor para startups y empresas que apuestan por la lógica Chupadatos. En el caso de estas apps de salud, la narrativa que predomina es que las prácticas de monitoreo de diversos aspectos de la vida por medio de números y herramientas digitales, un movimiento autodenominado quantified-self, conducen a una vida mejor. Alimentadas con nuestros datos, estas herramientas funcionan como laboratorios para la observación de patrones fisiológicos y de comportamiento, que van desde la frecuencia de la menstruación y los síntomas asociados con ella, hasta los hábitos de compras y navegación por internet de todas sus usuarias. Con las menstruapps, monitorear tu ciclo significa informar regularmente a la aplicación si saliste; bebiste; fumaste; tomaste algún remedio; estabas muy excitada; tuviste sexo; en qué posición estabas cuando tuviste un orgasmo; cómo fue tu caca; si te sentiste triste; si dormiste bien; si tu piel está bien; cómo estás de ánimo; si tu flujo vaginal está más verdoso, tiene mal olor o un aspecto como de crema.
En un artículo sobre cómo funciona la economía de datos y los algoritmos, Share.Lab comparó Facebook a una gran fábrica, en la que los algoritmos trabajan para procesar la materia prima (los datos que producimos al usar el servicio, dando likes, compartiendo fotos y visualizando contenidos) y producir perfiles que se utilizan, entre otras cosas, para el marketing dirigido. El modelo puede extenderse a básicamente todos los servicios online, de los emails a las menstruapps. Todas las informaciones que ponemos allí se convierten en algo de valor para estas empresas, lo que hace que estas actividades sean un trabajo vital para la existencia y la continuidad del modelo económico de estos servicios. Es decir, si nos fijamos en el tiempo que pasamos alimentando redes sociales y aplicaciones con las informaciones que necesitan para seguir funcionando como tiempo trabajado, tenemos más de 300.000.000 horas de trabajo no remunerado realizado diariamente por los mil millones de usuarios de Facebook.
En el caso particular de las aplicaciones que se dirigen al control de los ciclos y de la fertilidad, la perspectiva de trabajo no remunerado se remonta a la histórica falta de reconocimiento del trabajo sexual, reproductivo y afectivo de las mujeres. En “Quantify Everything: A Dream of a Feminist Data Future”, Amalia Abreu critica la lógica y los métodos contemporáneos de cuantificación de la vida señalando que los entusiastas de ese modelo son, en su mayoría, hombres de clase media o alta que lo hacen voluntariamente. Y que son estas personas que están definiendo los términos de lo que se medirá y cómo se hará. Por lo tanto, aunque no existan reglas fijas para este tipo de práctica -puede ser por medio de aplicaciones o metodologías ágiles, por ejemplo-, indudablemente existe una visión de mundo en juego. De manera general, esta visión define lo que se medirá y por qué, y quién será medido y cómo.
La promesa del movimiento Quantified Self es crear criterios neutrales y aplicables a todos. Pero aspectos de la división del trabajo considerados femeninos, como el trabajo de cuidado de niños y ancianos, las tareas del hogar o el trabajo afectivo del mantenimiento de las relaciones humanas, generalmente quedan fuera de estos indicadores. Esto es problemático porque crea una desvalorización estructural de este tipo de actividad, llevada a cabo en su mayoría por personas que ya tienen un trabajo menos valorado dentro de la lógica capitalista, como las mujeres, las cuidadoras y las trabajadoras domésticas.
Al someter el control de los ciclos reproductivos a esta lógica de cuantificación, tenemos que ser conscientes de cuáles son los términos y las condiciones impuestas por las aplicaciones. ¿Qué les estamos ofreciendo y qué obtenemos a cambio? ¿Cuáles son los parámetros de monitoreo y por quiénes fueron imaginados? ¿Cuáles son los valores y presupuestos que conllevan estas aplicaciones en sus evaluaciones? ¿Qué tipo de conocimiento estamos produciendo, y quién se beneficia de él más allá de nosotras mismas? ¿Y qué principios deben observarse?
Para comenzar a pensar en las respuestas a estas preguntas, analizamos los términos de uso, las políticas de privacidad y las estrategias de marketing de las empresas desarrolladoras y sus modelos de negocio. Elegimos las menstruapps más descargadas según Google Play y Apple Store, además de las más comentadas por la gente de nuestro medio o la prensa. La primera observación es que todas se sostienen principalmente en base a la producción y análisis de datos. Además de informar la fecha de la próxima menstruación, los datos de las usuarias también se utilizan para hacer anuncios publicitarios dirigidos, compartir esas informaciones con otras empresas e institutos de investigación o vender productos complementarios, como colectores, toallitas o termómetros que están equipados con sensores. Aquí podrás ver algunas de las aplicaciones que más nos llamaron la atención y por qué:
Glow
Con cerca de 3 millones de usuarias, Glow tiene el modelo de negocio más asustador. Su "ecosistema" se compone de 4 aplicaciones: Eve, que hace un seguimiento de la actividad sexual y del ciclo menstrual; Glow, para la fertilidad (la más descargada); Glow Nurture, para el embarazo, y Glow Baby, para seguir el desarrollo del bebé. Su propaganda promete que la salud sexual y reproductiva, de la madre y del niño, se desmitifican mediante el análisis de datos. La empresa es un brazo de HVF Labs, una incubadora de proyectos con big data creada por el dueño de Glow, Max Levchin. Según la página web de HVF, su objetivo es aprovechar el potencial de sensores de bajo costo, la ampliación gradual de acceso de banda ancha y la alta capacidad de almacenamiento para colectar y explorar "datos como commodities", es decir, comercializables y con valor de mercado.
La política de privacidad de Glow dice que la empresa puede decidir compartir con terceros las informaciones recogidas por las aplicaciones. Pueden ser utilizados tanto para la ejecución de los servicios que ofrece la aplicación, como para recomendar productos y servicios que consideren de nuestro interés. Es decir, Glow puede utilizar las informaciones que posee para ayudar a sus aliados en sus objetivos de negocio. Eso significa que, aunque los datos no se vendan, la información generada por estos datos proporciona un amplio modelo de negocios para la empresa. Son tan valiosos que, aunque dejes de usar los servicios, tus datos no se borran. También se utilizan para mejorar el algoritmo de la empresa, que acumula información y se puede vender como una plataforma cada vez más "inteligente" a los anunciantes potenciales.
La política de privacidad de Glow también afirma que, en algunas situaciones, los datos compartidos son anonimizados. Pero el texto también confirma que es posible que empresas que hayan contratado a Glow para hacer marketing dirigido sepan, por medio de cookies incrustadas en su contenido, quiénes somos y si nos encajamos en su público meta.
Es aún más preocupante si tenemos en cuenta que Glow también comparte nuestra información con empresas que suministran servicios de salud o fitness, o que desarrollan encuestas médicas. Por increíble que parezca, esta proximidad de la empresa (que tiene tantos datos sobre nuestro cuerpo) con negocios del área de salud (que ganan con nuestras enfermedades), también forma parte de la estrategia de marketing de Glow. La versión paga de las apps ofrece una especie de consorcio: por 50 dólares al mes, la versión pro de la aplicación promete éxito en los intentos de quedar embarazada en un plazo de 10 meses. En caso de falla, la empresa se compromete a pagar por el tratamiento de fertilidad.
Cabe recordar que cuantos más datos se recogen sobre nosotras, más vulnerables estamos. Quedamos expuestas no solo a las infinitas propagandas, sino también a posibles fugas de información muy íntima. En julio de este año, la organización Consumer Reports encontró una falla de seguridad en Glow que permitía que casi cualquier persona pudiera acceder a los datos y las conversaciones privadas de cualquier usuaria, siempre que tuviera su dirección de email. Utilizando la función "pareja", se podía tener acceso a todo su historial menstrual y sexual.
También es curioso que el otro producto de éxito de la incubadora que generó Glow sea una aplicación llamada Affirm, que funciona como una agencia de crédito virtual. Después de quedar embarazada y recibir todo tipo de publicidad dirigida, un préstamo tiende a ser la próxima necesidad. Con Glow, dinero (para los demás) y reproducción nunca han estado tan cerca.
Clue
Bajo la promesa de ser "lindamente científica", esta aplicación tiene cerca de 5 millones de descargas en las app stores, dice evitar el color rosa, las mariposas y los eufemismos para apostar en gráficos, utilizando la tecnología como el "futuro de la planificación familiar" y prometiendo una revolución en la salud femenina.
La CEO de Clue, Ida Tin, afirma que su objetivo es promover el avance de la salud femenina por medio del auxilio a la investigación científica. Los datos son compartidos con instituciones de investigación tales como Stanford, Columbia, Oxford y la Universidad de Washington.
Creado en Alemania, donde existe una ley de protección de datos más proteccionista, la app destaca al principio de su política de privacidad un enlace a un texto de la CEO sobre "lo que significa ser una buena empresa de datos." De hecho, esta aplicación parece estar muy por encima del promedio en lo que respecta a privacidad. Uno de sus diferenciadores es que se puede usar sin tener que crear una cuenta. Por lo tanto, las informaciones se almacenan en el aparato y no en los servidores de la aplicación, que no tendrán ningún acceso a ellas. Si decidimos crear una cuenta, su política de privacidad promete hospedar separadamente los datos personales de los datos sobre el ciclo. En este caso, el usuario se compromete a compartir datos para mejorar los servicios de Clue y enviar información (anonimizada) para fines de investigación clínica y académica. En cualquier momento se puede solicitar que se elimine la cuenta de los servidores.
Las medidas de seguridad sobre el almacenamiento de datos también se describen con más detalle. Mencionan que los datos personales son almacenados por separado de los datos sobre los ciclos y que usan criptografía para protegerlos. Como una de las principales amenazas a la seguridad de estos datos es que alguien tenga acceso a ellos a través de nuestros teléfonos, la política de privacidad de Clue también trae recomendaciones de seguridad. Te enseñan cómo activar una contraseña para proteger la aplicación y maneras de borrar el contenido en caso de pérdida.
La interfaz está libre de anuncios, y la empresa se ha financiado mediante el mercado financiero por inversiones de capital de riesgo. La primera ronda de inversiones, en 2015, ascendió a USD 10.000.000, siendo USD 7 millones de Union Square Ventures y Mosaic Ventures. Utilizan cookies, incluyendo Google Analytics, para medir resultados en la plataforma.
Calendario Menstrual/MyCalendar/Calendário do Período
Mal traducido a más de 30 idiomas, con 50 millones de descargas en la playstore, este es uno de los primeros en aparecer cuando buscamos menstruapps. La aplicación calcula tus probabilidades de quedar embarazada diariamente, además de prometer ayudar a controlar el peso y mantener la forma, el paquete completo del estereotipo de las preocupaciones femeninas.
Creada en Hong Kong, esta aplicación aparece con varios nombres diferentes y pide acceso a las cuentas en tu dispositivo, fotos, multimedia, archivos, control de vibración y completo acceso a conexiones de red. La política de privacidad es bastante breve y genérica, no ofrece informaciones claras a los usuarios. Afirma que la aplicación no tiene acceso a tus datos personales y no es necesario crear una cuenta para usarlo. Pero la aplicación sí pide acceso al correo electrónico asociado a tu app store, lo que hace dudosa la afirmación de que no tienen cómo saber quién eres. Los anuncios se hacen vía anuncios de Facebook, que ofrece propagandas "relevantes", es decir, basadas en tu historial de navegación. La aplicación también cuenta con un foro abierto en Google+ y ofrece la opción de exportar un documento con todas las informaciones y enviarlas directamente a tu médico..
Maya/ Lovecycles
Creado en la India, el antiguo Lovecycles tiene 6 millones de usuarias y se está relanzando como Maya. Según sus desarrolladores, planean integrar la aplicación a plataformas como Google Fit y Apple Health, algo que ya hacen aplicaciones como Glow y Clue, para mejorar sus predicciones y transformarlo en la menstruapp más completa del mundo, ya sea lo que eso signifique. Basado en el modelo 'freemium', la versión gratuita de la aplicación se financia con las propagandas y obligándote a crear una cuenta. Al instalarla, puedes dar permisos un poco raros para que acceda a tu localización, calendario e impida que tu teléfono entre en el modo inactivo. No hay una política de privacidad específica para la aplicación, solo términos de uso genéricos de Plackal, la empresa desarrolladora. Hay una versión paga sin publicidad.
Para un análisis comparativo más completo de estas y muchas otras menstruapps, aplicaciones de fertilidad y embarazo, consulta esta tabla desarrollada por Vanessa Rizk and Dalia Othman, da Tactical Tech Collective, em "QUANTIFYING FERTILITY AND REPRODUCTION THROUGH MOBILE APPS: A Critical Overview", publicado na Arrow for Change.
Con las aplicaciones disponibles hace más de 4 años en las appstores, la nueva frontera de la digitalización vaginal es la combinación entre aplicación y pieza de hardware. Presentado para financiación colectiva en Kickstarter como el primer colector menstrual inteligente Looncup mide el flujo menstrual y te avisa en el celular, por bluetooth, cuando la copa esté llena, como es el color y el volumen de la menstruación. Con la misma propuesta, pero un discurso peor, my.Flow quiere predecir la duración y el volumen del flujo para poner fin a "la vergüenza de tener el pantalón sucio de menstruación" en el caso de pérdidas, cuando nuestra verdadera preocupación debería ser la consecuencia de las “pérdidas” de datos sensibles que recogen y de la idea de que la menstruación es una vergüenza. Ninguno de los dos está a la venta todavía y no disponibilizaron los términos de uso o las políticas de privacidad para que pudiéramos evaluar cualquier información sobre compartir o proteger datos.
También en etapa de pre-lanzamiento, Kindara pone énfasis en la fertilidad y es una combinación de aplicación y termómetro, que usa la temperatura para señalar los mejores o peores días para concebir, reforzando la idea de que hacemos el seguimiento del ciclo para lograr o evitar el embarazo. Por más que pueda ser útil, es irritante que los principales objetivos de las aplicaciones sean facilitar o evitar el embarazo y evitar la vergüenza de las manchas de menstruación en la ropa de la mujer. En definitiva, muchas de nosotras no corremos el riesgo de quedar embarazadas por ser lesbianas o trans y las manchas de menstruación en la ropa no deberían ser peores que cualquier otra mancha. La insistencia en los clichés sobre menstruación es irritante porque además de que chupan nuestros datos para intentar vendernos toallitas y crema hidratante, refuerzan estereotipos heteronormativos y la moral patricarcal.
Ya más antiguos, los vibradores y diafragmas conectados prometen aumentar el placer, la intimidad y prevenir nacimientos prematuros con sensores y procesamiento de datos, ofreciendo, como Facebook, una "experiencia altamente personalizada". Con este tipo de hardware ya hemos registrado otros tipos de “pérdidas” mucho más preocupantes que la sangre en la ropa interior. En agosto de este año, durante el DefCon, hackers de Nueva Zelanda, Goldfisk and Follower, demostraron que el vibrador inteligente We-Vibe 4 Plus no solo recopiló informaciones de temperatura e intensidad, como podía transmitir estas informaciones a los fabricantes en tiempo real. En ciertos contextos, como en países donde el adulterio, el aborto, la homosexualidad o la posesión de juguetes sexuales son criminalizados, el acceso inadecuado a estas informaciones puede poner en peligro la vida, la libertad, las carreras y el bienestar de las personas.
Tanto este evento, como el episodio de la falla de seguridad de Glow, plantean cuestiones que van desde la legitimidad de recoger tanta información tan íntima hasta la medida en que las empresas son capaces de garantizar la protección de dichos datos. Con esto en vista, el par Goldfisk and Follower ha creado un documento de buenas prácticas para los dispositivos conectados que pide más transparencia y recomienda que los datos de uso – ya sean de juguetes sexuales, colectores menstruales o marcapasos– no sean recogidos, transmitidos o utilizados. O que, al menos, las personas puedan, explícitamente, optar por tener sus datos recogidos, en lugar de tener que optar por no tenerlos.El documento fue presentado a ocho empresas.
En el momento de elegir, es importante saber que cuando descargamos una aplicación, estamos firmando algún tipo de contrato, concordando con la Política de Privacidad del servicio. Esta política de privacidad debe ser clara, decir explícitamente lo que se hace con nuestras informaciones y de qué manera. En un mundo ideal, con estas informaciones sería posible juzgar si este acuerdo es razonable o abusivo. Sin embargo, lo que ha sucedido con la mayoría de los servicios online es que la idea de consentimiento se banalizó, porque, después de todo, nos proponen cosas poco claras, escritas en letra pequeña en algún lugar no muy visible, a veces sin mucha opción.
En los debates feministas y queer, el principio de consentimiento está ampliamente relacionado con la integridad física y psíquica. De manera que, un consentimiento informado y expreso en situación de igualdad de poder, puede verse como un prerrequisito para nuestro ejercicio de autodeterminación y libertad. Sin embargo, de la misma manera que el patriarcado tiende a disminuir el concepto de consentimiento a una simple no-resistencia inactiva, logrando así una excusa para legitimar los abusos, en el medio digital, este tipo de consentimiento no cualificado también ha sido impulsado por empresas de tecnología para que los datos sobre nuestro cuerpo circulen libres por doquier y signifiquen ingresos.
La buena noticia es que no todo está perdido. Como hemos visto en el análisis de las menstruapps, en algunos de ellos tenemos cierto margen de maniobra: podemos elegir los que permiten no registrar una cuenta, modificar la configuración de privacidad del teléfono y de la propia aplicación para bloquear el acceso a ciertos datos y, en el caso de Clue, optar por mantener los datos almacenados en nuestro teléfono.
Pero el potencial para el abuso y el discurso patriarcal que representan estas aplicaciones no se detiene en la cuestión del consentimiento. También debemos preguntarnos: ¿de qué manera los algoritmos, que se venden como tecnologías matemáticas, científicas y, por lo tanto, neutrales, analizan y procesan las informaciones sobre nuestros cuerpos? ¿Cómo influyen los mensajes, alertas y recomendaciones que las aplicaciones envían? ¿Qué tipo de 'perfiles' se están creando sobre nosotros a partir de los datos que generamos al usar las aplicaciones? ¿Y por qué debe ser considerado normal recibir propagandas de shake dieta, consejos para reconquistar a tu marido o monitores de latidos cardíacos para bebés todos los días sin descanso? ¿Cómo estos mensajes y las propagandas insistentes refuerzan estándares de belleza, comportamiento y sexualidad que no tienen nada que ver con la emancipación que las aplicaciones proponen, teniendo en cuenta su popularidad entre los jóvenes?
La historia de la ciencia sobre el cuerpo femenino es larga y oscura. Y la idea de que la mejor manera de observar los ciclos menstruales y su relación con otros aspectos de la vida es a través de la mera cuantificación debe ser cuestionada. Si las tecnologías para la emancipación y el autoconocimiento hacen propaganda de estos valores, tenemos que preguntarnos si este tipo de conocimiento es verdaderamente emancipador, o si refuerza los estereotipos y prejuicios a favor de su viabilidad económica o científica.
En definitiva, no queremos que los mismos discursos capitalistas y patriarcales creen nuevas formas de apropiarse de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad para intentar vendernos productos e ideas pobre sobre nosotras mismas. Queda entonces la pregunta: ¿qué sería una menstruapp segura y feminista?